En la antigüedad, la mayoría de los vinos especiados servían para fines médicos y necesidades dietéticas.
Tenemos que remontarnos a la Edad Media y a la época de los romanos para conocer los orígenes de los vinos y licores.
El licor es una bebida alcohólica destilada dulce (o seca). La mayoría de las veces estos licores tienen sabores afrutados, de hierbas o con especias.
Al principio de conocerse los orígenes de los licores, la mayoría de ellos solo se utilizaban para perfumes o como trituradores naturales para conseguir maquillaje.
Algunos de los ingredientes comunes de los licores son:
– Infusión de ciertas maderas
– Flores o frutas
– Alcohol
– Aguardiente
– Azúcar
Actualmente, es más difícil distinguir un licor de otra bebida alcohólica porque algunas bebidas tienen ya sabores dulces.
La diferencia más principal es que las bebidas alcohólicas no se elaboran a través de una infusión.
La técnica utilizada para conseguir el licor es la destilación. Consiste en una técnica de separación de líquidos por evaporación parcial. El fin de todo esto es concentrar la sustancia liquida.
Según la forma de elaboración de los licores podemos diferenciar:
– Los que solo son elaborados con una sola hierba
– Los que están elaborados a partir de una sola fruta
– Los que mezclan hierbas y frutas
Hay dos métodos principales para elaborar el licor:
- Se destilan todos los ingredientes al mismo tiempo y luego se endulza todo en su conjunto. A veces, después de realizar eso, se introducen colorantes.
- Se agregan hierbas o frutas a una destilación base. Los beneficios de este segundo método es que le aporta más brillo y frescura al licor. La mayoría de las veces, eso se consigue utilizando algún tipo de brandy o coñac.
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